martes, 10 de marzo de 2009

Ribeiro del bueno


SÚPERYAGO by Yago

Así es este Depor, capaz de lo mejor y de lo peor. Capaz de encajar 3 goles en menos de 10 minutos contra el Allborg y diez días después meterle 4 en 17 minutos al Racing de Santander.
Mal empezó la tarde, en el primer minuto una combinación eléctrica de Zigiç y Jonathan Pereira termina en gol del gallego ante la pasividad defensiva de los blanquiazules. El tempranero tanto de Pereira dejó tocados a los deportivistas que tardaron en despertarse de la pesadilla. A los 25 minutos Juan Rodríguez culminaba una gran combinación de Lassad y Laure y llevaba el júbilo a una grada algo apagada (tan sólo 17.000 espectadores en el feudo gallego). Les duró poco la alegría porque, 8 minutos después, los visitante se volvían a adelantar gracias a su pareja de moda, esta vez con los papeles cambiados: asistió Pereira y remató de bolea, desde el punto de penalti y libre de marca el gigantón serbio.

Los deportivistas llegaron tocados al descanso ya que no veían la forma de traspasar la enmarañada defensa cántabra. Tras la charla, Lotina decidió dar entrada a Riki en lugar del canadiense De Guzmán, pasando Juan Rodríguez al mediocentro y con Lafita en la derecha y Riki por la izquierda. La charla debió de surtir efecto porque Riki volvió a poner las tablas en el marcador al terminar una jugada por la derecha con bastante fortuna. A partir de aquí el Depor se desató y comenzó el recital del SúperDepor. Para dirigir la orquesta de la remontada, Lotina sacó a la mejor batuta de España, Valerón sin apenas moverse del atril dirigió con eficacia las acometidas deportivistas. Tres minutos tardó la filarmónica en tocar la primera sinfonía desde que su director entró en el campo. Mientras Lafita aprovechaba un balón suelto en el área para poner el 3-2 en el marcador, el director repasaba la partitura de lo que quedaba de concierto. Cuando apenas se había sacado de centro el director, mediante toque sutil, ordenó eun desmarque del primer violín Riki para que éste hiciera su segundo ‘sólo’ de la tarde. El público pedía el bis para cerrar el concierto del año y Valerón, magnánimo, se lo concedió. Organizó a sus huestes por la derecha para que Lafita colgara un balón precioso al segundo palo y Verdú sólo tuviera que empujarlo.

Como los grandes, supo retirarse a tiempo para no enfangarse en los lodos de los minutos de la basura para así dar cabida también a futuras estrellas y grupos emergentes que siguieron dando entretenimiento al público. Entre canción y canción hubo tiempo también para que el Racing anotara el 5-3 pero nada empañaría ya el jolgorio coruñés.

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