lunes, 2 de marzo de 2009

Papa: ¿por qué somos del Atlético?


LA COLCHONERÍA de Utrilla

Increíble pero cierto. El Atlético de Madrid hizo una de esas cosas que sólo un equipo como el Atlético, capaz de lo mejor y de lo peor, puede hacer. Remontó un 0-2 al Barcelona en un Atleti - Barça de los de toda la vida, con mucha emoción, muchos goles y en que el equipo local fue capaz de mojarle la oreja cuando nadie se lo esperaba, algo que ya ha hecho más de una vez en los últimos tiempos. Y ojo a este Barcelona que está pasando de ser una apisonadora a ser un equipo perdido, dubitativo sobre el terreno de juego y nervioso debido a que cada vez siente más cerca el aliento del Real Madrid y vuela con cada vez más intensidad la sombra de aquella Liga perdida hace 2 temporadas cuando la tenían prácticamente ganada.

Y eso que el Barcelona se adelantó pronto en el marcador debido a un soberbio golazo de Henry, que aprovechó un regalo de Pablo (uno de tantos) para colocar el balón en la escuadra de Leo Franco. El Atlético se mostraba, como siempre, inseguro en defensa (antes del primer tanto Heitinga casi se marca un gol en propia) sin un centro del campo consistente y atacando con más corazón que cabeza, confiándolo todo, como no, a las genialidades de los dos de arriba. Y peor se pusieron las cosas cuando Messi se encontró con un nuevo regalo rojiblanco en forma de pasillo: se plantó delante de Leo Franco y le batió de tiro cruzado.

El Atlético seguía en su línea de la segunda mitad de la temporada, y veía que el Barcelona, sin hacer gran cosa, se había plantado con un 0-2 en el marcador. Pero así es el Atleti, y enseguida se metió en el partido con un golazo de Forlán ante el que el “tenor” Valdés no pudo hacer nada. Gol que activó al equipo, que seguía con una organización escasa y defensivamente poco menos que lamentable, pero al menos comenzó a jugar con más ganas y más agresividad.

A partir de éste momento, se empezaban a ver fragilidades en la defensa blaugrana que les iban a costar muy caras. Y así se llegó al descanso, con el Barcelona tratando de controlar el partido pero con una pastosidad que recordaba por momentos a la última época de Rijkaard, y el Atlético jugando con más corazón que cabeza (en eso gana a cualquiera) pero dando la sensación de que quedaba partido. Y vaya que si quedaba.

La segunda parte comenzó más o menos como acabó la primera, aunque el Barca parecía tener el control del partido. Hasta que un fallo de Márquez, uno más en la aciaga noche blaugrana en defensa, dejó sólo a Agüero delante de Valdés al que no perdonó. Ahí Agüero es letal. El Atlético empataba el partido e iba a tratar a base de empuje de llevarse el encuentro. El Barcelona veía peligrar lo que se avecinaba como una fácil victoria y comenzó a perder protagonismo en el encuentro, un duelo que empezó a estar sin un dominador claro, seguramente a causa del ya famoso “canguelo” azulgrana y de que el Atlético no puede controlar un partido, más que nada porque no tiene jugadores para ello.

Seguía el Atlético igual, con un Barcelona que era la sombra de la sombra de sí mismo esta temporada; alguna ocasión rojiblanca hubo antes de que llegase el 2-3 blaugrana. Es lo que tiene un equipo con la calidad del Barcelona, que, aunque esté jugando un mal partido, tiene material suficiente como para liarla en una jugada. Como no, nuevo error defensivo, esta vez al tirar el fuera de juego, que aprovecha Gudjohnsen para plantarse sólo ante Leo Franco, habilitando a Henry para que marque su segundo tanto de la noche. Ahora sí que parecía que el partido iba a tener color azulgrana.

Pero así es el Atlético, y por eso despierta tanta simpatía en España; tres minutos después el propio Henry hace un penalti tonto a Sinama que Forlán, el mejor hombre del partido, lo transforma en gol llevando el 3-3 al marcador y el delirio a las gradas. La victoria volvía a ser posible y sólo hacía falta una última lección de pundonor y coraje, sobre todo tal y como estaba jugando el Barcelona. Trataba de llegar el Atlético al área de Valdés, aun sin crear ocasiones claras, hasta que en el minuto 89 apareció, el alma máter de éste equipo, el hombre que está llamado a ser el mejor jugador del planeta dentro de unos años (sí, Messi, así es); Sergio el “Kun” Agüero tiró una bonita pared con Maniche ganándole la partida a Puyol y batiendo a Valdés en el uno contra uno. 4-3 en el marcador y la gente del Atlético estallando de júbilo tras la aparición de su gran estrella en el momento clave.

Victoria rojiblanca contra un Barcelona que, hasta hace tres semanas iba a batir todos los registros habidos y por haber, y ahora se encuentra con que cabe la posibilidad de que el único registro que batan es de ser el único equipo que pierda una liga cuando tenía 12 puntos sobre su máximo perseguidor. La liga está más viva que nunca, y sólo el Atlético podía ser capaz de hacerlo posible.

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