domingo, 1 de febrero de 2009

Un capitán de leyenda


La historia de Raúl es la historia del Real Madrid. Un niño procedente del eterno rival que se convirtió en un hombre dentro del terreno de juego. Nombrar a Raúl es nombrar la leyenda; un mito que sigue siendo realidad.

Corría el minuto 84 de partido cuando Raúl, después de acabar el trabajo, era llamado para ser sustituido por Javi García. Con la mirada tímida y baja, Raúl abandonaba un Estadio en el que acababa de hacer historia: 307 goles con la camiseta blanca, al igual que Alfredo Di Stéfano. Casi nada.

Una imagen vale más que mil palabras. Raúl, dirigiéndose al banquillo, es felicitado por todos sus compañeros antes de ocupar su sitio. Sus compañeros se cuadraban ante la figura de su líder. Los galones hablaban y todos rendían pleitesía a su gran capitán, al hombre que nació futbolista y que morirá como tal. Un jugador único.

Aquél crío que debutó ante el Zaragoza el 29 de octubre de 1994 se hizo adulto apenas una semana después, ante el Atlético de Madrid. Un gol, una asistencia y un penalti recibido fueron las estadísticas de un diamante en bruto que tenía 17 años. Hoy, mucho tiempo después, sus 214 goles en Liga, 64 en Champions, 18 en Copa del Rey, 7 en la Supercopa de España, 2 en el Mundialito, 1 en la Supercopa de Europa y uno en la Intercontinental, son el bagaje de un futbolista que se ha superado a sí mismo en cada partido y en cada jugada. Raúl es ya leyenda viva del fútbol español y del club madridista. Raúl es Raúl.

Cuando el equipo ha necesitado un gol en un momento extremo, Raúl aparecía; cuando el vestuario precisaba de liderazgo por algún terremoto deportivo, Raúl aparecía; cuando el club necesitaba estabilidad, Raúl aparecía. Y cuando Raúl necesitaba a Raúl, siempre apareció. Nunca se escondió. El lugar que ocupa actualmente en el Real Madrid se lo ha ganado, solo, a pulso. Y se lo dice alguien que pidió su cabeza y exigió su jubilación cuando Raúl parecía desgastado; pero una vez más, Raúl apareció.

Nunca levantó la voz y siempre le gustó hablar en el campo. La imagen de Raúl es la de un jugador aplaudiendo en el campo y pidiendo el último esfuerzo a los suyos. La imagen de Raúl es la de un jugador peleando cada bola y sintiendo los colores en el corazón. Por el banquillo merengue han pasado muchos entrenadores desde que Jorge Valdano le hiciera debutar; la presidencia del Real Madrid ha sido ocupada por personas tan dispares como Mendoza, Lorenzo Sanz o Florentino Pérez; y todos, absolutamente todos, supieron desde el minuto uno que por encima del capitán sólo había una cosa: el Real Madrid. Y nadie quiso andar sin su compañía. Supieron el peso que tenía en el vestuario, en la grada y en el club. Y todos acertaron.

Un jugador de vestuario que siente cada esquina del Santiago Bernabéu, un jugador que ama cada parte del club, un jugador que siente algo especial por la entidad blanca. Raúl es ése tipo de jugador que sólo pueden verse en documentales y que sin embargo,15 años después, sigue aplaudiendo y sigue levantando a la afición con sus 31 años.

Ayer, de nuevo, abrió la lata del Numancia para marcar el 0-1 y entrar, de nuevo, en los anales de la historia del Real Madrid, Porque la historia de un club como éste, sólo se escribe con jugadores como él. Hala Madrid- Hala Raúl.

(se lo cuente un 'antiraulista' que, ante los hechos, no tiene más palabra ni más crítica).



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