
Aguirre, 'el Vasco', ya es historia.
Los colchoneros siempre tejieron un equipo de corazón y de sentimiento. El problema viene cuando las decisiones importantes también se toman con dichas herramientas. Y en el Atlético de Madrid siempre, sea quien sea su presidente, se decide en caliente. Por eso tiene las vitrinas vacías y por eso no suma un título desde hace tanto tiempo.
No es nada bueno que, cada vez que el equipo no suma victorias, se 'carguen' al entrenador. Menos aún cuando ya se ha cesado a muchos otros. Eso hace que los jugadores estén tranquilos y no salgan al campo a morder, a luchar y a ganar los tres puntos; y eso hace que alguien desde la grada pueda preguntarse: ¿no será que el que falla es la dirección del club?
El Atlético de Madrid comete un error que ya viene siendo más que habitual. Cada año invierte miles de millones en nuevos jugadores y en nuevo entrenador. Estrena proyecto porque el año anterior no han habido títulos ni celebraciones. Se deshace de 6 ó 7 jugadores (o más) y ficha a otros tantos. Y por supuesto también cambia de entrenador.
La diferencia entre los 'pelotazos' y los proyectos deportivos es importante. Los primeros sorprenden y no vuelve a repetirse pasado un tiempo considerable (doblete de Jesús Gil); mientras que los segundos no sorprenden tanto porque vienen de lejos y acostumbran a encadenar varios títulos consecutivos. Y el club colchonero no tiene ni idea de lo que es un proyecto porque no da tiempo ni confianza a que cuajen y se desarrollen. A las primeras de cambio, y en octavos de final de la máxima competición europea, mandan al carajo a su entrenador: Aguirre.
El Atlético sorprendió en los inicios de la Liga. Equipo sólido, concentrado, equilibrado, con garra y con la calidad de Agüero y Forlán para aniquilar la portería del contrario. Ese equipo era fruto de la mentalidad y la estrategia del vasco Aguirre. Aquél que se valoró tanto ayer, hoy, abandona el club por la puerta de atrás. Aquél que levantó los aplausos del Calderón hoy, dicen, es pitado. El problema viene cuando aquél que dice que pitan al entrenador no sabe que a quien pitan es a él mismo.
Los problemas del Atlético seguirán en el Manzanares con o sin Aguirre porque el problema tiene otro apellido.
Los colchoneros siempre tejieron un equipo de corazón y de sentimiento. El problema viene cuando las decisiones importantes también se toman con dichas herramientas. Y en el Atlético de Madrid siempre, sea quien sea su presidente, se decide en caliente. Por eso tiene las vitrinas vacías y por eso no suma un título desde hace tanto tiempo.
No es nada bueno que, cada vez que el equipo no suma victorias, se 'carguen' al entrenador. Menos aún cuando ya se ha cesado a muchos otros. Eso hace que los jugadores estén tranquilos y no salgan al campo a morder, a luchar y a ganar los tres puntos; y eso hace que alguien desde la grada pueda preguntarse: ¿no será que el que falla es la dirección del club?
El Atlético de Madrid comete un error que ya viene siendo más que habitual. Cada año invierte miles de millones en nuevos jugadores y en nuevo entrenador. Estrena proyecto porque el año anterior no han habido títulos ni celebraciones. Se deshace de 6 ó 7 jugadores (o más) y ficha a otros tantos. Y por supuesto también cambia de entrenador.
La diferencia entre los 'pelotazos' y los proyectos deportivos es importante. Los primeros sorprenden y no vuelve a repetirse pasado un tiempo considerable (doblete de Jesús Gil); mientras que los segundos no sorprenden tanto porque vienen de lejos y acostumbran a encadenar varios títulos consecutivos. Y el club colchonero no tiene ni idea de lo que es un proyecto porque no da tiempo ni confianza a que cuajen y se desarrollen. A las primeras de cambio, y en octavos de final de la máxima competición europea, mandan al carajo a su entrenador: Aguirre.
El Atlético sorprendió en los inicios de la Liga. Equipo sólido, concentrado, equilibrado, con garra y con la calidad de Agüero y Forlán para aniquilar la portería del contrario. Ese equipo era fruto de la mentalidad y la estrategia del vasco Aguirre. Aquél que se valoró tanto ayer, hoy, abandona el club por la puerta de atrás. Aquél que levantó los aplausos del Calderón hoy, dicen, es pitado. El problema viene cuando aquél que dice que pitan al entrenador no sabe que a quien pitan es a él mismo.
Los problemas del Atlético seguirán en el Manzanares con o sin Aguirre porque el problema tiene otro apellido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario