Como pollo sin cabeza

ME LA JUEGO DE TRIPLE

Así está el baloncesto español, como pollo sin cabeza. La última cacicada de nuestro ilustre Presidente va a ser designar a Sergio Scariolo, entrenador del Khimki ruso, como seleccionador nacional. José Luís Sáez funciona “a salto de mata”, me explico.

Primero negocia/ficha/hurta a “Pepu” Hernández al Estudiantes porque le gusta su forma de entrenar; después de todos los éxitos cosechados se enfada con él, lo echa (los motivos y razones darían para escribir una tesis sobre el despido improcedente) y como no tiene sustituto ficha durante 6 meses a Aíto García Reneses que le salva los muebles en Pekín. Ahora vuelve a estar sin seleccionador y, como ningún entrenador decente quiere saber nada de este individuo, decide darle la alternativa a Sergio Scariolo.

No tenemos buenos entrenadores nacionales? ¿No habíamos quedado en que era incompatible dirigir a un club y a la selección nacional? ¿Si era difícil dirigir a la selección trabajando en un club español no lo será más trabajando en uno ruso? ¿La ACB la televisan en Rusia? ¿De verdad va a hacerse 8000 km para ver un partido en directo?

Las respuestas a estas preguntas el señor Sáez (alias “El Villar del Basket”) se las ha pasado por el arco del triunfo. No contento con esta ‘cagada’ decide presentarlo el fin de semana de la Copa del Rey. Qué poquito cuesta hacer una rueda de prensa en condiciones al final de temporada, qué ganas de protagonismo. Otra cosa no, pero salir en la foto se le da muy bien.

Sáez culpable, y Sergio Scariolo cómplice. Para el caso es lo mismo. No cabe duda de que se trata de un gran entrenador (2 Copas y 2 Ligas), conocido tanto por sus éxitos como por sus fulgurantes salidas de los equipos a la francesa. Una mezcla avinagrada entre la gomina de Mijatoviç y la habilidad para aburrir a las ovejas de Valdano. Éste es nuestro nuevo seleccionador, alguien que hizo caso omiso al acuerdo existente entre todos los entrenadores ACB de no compatibilizar selección con clubes, que él mismo respaldó y que acaba de ignorar sin consecuencias aparentes. Se le habrá olvidado.

YAGO